martes, 22 de noviembre de 2011

CUÉNTAME UN CUENTO

De pequeña soñé que yo era la "Bella Durmiente" y me despertaba en medio de un bosque. Comencé a caminar y me encontré una "Caperucita Roja"; como hacía un poco de frío me la puse y seguí caminando entre los árboles. 
No había nadie pero, de repente, noté un extraño olor, mas que extraño era apestoso; miré y vi a "Tres Cerditos" trabajando; se estaban construyendo unas casas y con el esfuerzo sudaban. Me alejé de ellos y, al momento escuché una agradable música: era una flauta. Vi a un señor que la tocaba y, al preguntarle, me dijo que era "El Flautista de Hamelin". Le pregunté cómo se llegaba a dicho pueblo, pero debí entender mal las indicaciones, porque lo único que encontré fue una casita en medio del bosque. Llamé a la puerta y me abrieron dos niños que me dijeron que se llamaban "Hansel y Gretel". Después de invitarme a caramelos, me indicaron el camino para llegar al pueblo más cercano.
Continuando mi camino, escuché de nuevo una musiquilla; no era una flauta. En un claro del bosque había una casita en la que vivían ocho personas: eran "Blancanieves y los siete enanitos"; silbaban y bailaban y, al momento, me contagiaron su alegría. Tuve que dejarles para intentar llegar al pueblo más cercano. Mi alegría desapareció cuando me encontré a una niña llorando; le pregunté qué le pasaba y me dijo que se llamaba "Cenicienta" y que no le dejaban ir a un baile. Le dije que no llorara, que encontraríamos la solución. Un ruido nos asustó a las dos; de entre los árboles apareció un monstruo, un ser peludo y enorme. Olvidándome de aquella chica, salí corriendo y me escondí tras unos matorrales; miré a ver dónde estaba y la ví con aquel extraño ser; parecen "La Bella y la Bestia", pensé.
Al ver que ya no me necesitaba , proseguí mi camino. Pensé que ya no me iba a ocurrir nada más. Oí un llanto y me acerqué a ver quien era: un "Patito Feo" lloraba desconsoladamente porque nadie le quería; le dije que no se preocupara, y me contestó que "Pulgarcito", un niño subido en una de sus alas y al que yo no había visto, se lo repetía constantemente, pero no podía evitarlo.
Dejé a los dos amigos hablando y, por fin, llegué a una hermosa ciudad. En la puerta de la muralla había un "Soldadito de Plomo" al que le pregunté que ciudad era aquella. Me dijo que era la del "Rey Midas". No sabía muy bien quien era ese señor, pero debía ser muy importante. La ciudad estaba en fiestas, por lo que me comentó "El Gato con botas", habían encontrado "La Gallina de los Huevos de oro" y todos estaban felices y contentos.
Me uní a las celebraciones. El rey salió a saludar con su hijo, "El Príncipe Valiente". Pude hablar con él y me dijo que en realidad no era el hijo del rey, sino que lo había adoptado de pequeño, que en verdad se llamaba "Peter Pan", pero que con el rey había encontrado al padre que nunca tuvo.
Cansada de tanto caminar, entré en un pequeño establo. Había un cervatillo llamado "Bambi", que me dejó apoyar la cabeza en su pequeño lomo. Me dormí y soñé con un chico llamado "Aladino" que me llevaba en una alfombra mágica al feo y humano mundo de la realidad.

2 comentarios:

  1. Bendito y hermoso relato lleno de ternura e ingenuidad,me has dejado pocos cuentos para repasar. En realidad la vida deberíamos de tomarla como un bello sueño. Yo recuerdo de niño haber soñado con un elefante volador de grandes orejas "Dumbo" se llamaba en el que subido a él me llevaba a un camino de baldosas amarillas de la ciudad Esmeralda donde vivía el "Mago de Oz y cogido de la mano de una niña Alicia entramos en el país de las maravillas. Donde hecho un "Jabato " luche con el "Capitán trueno"para ir en busca de la nave de de "DIego Valor" y sumergirme en la lucha contra el Mekong allí encontré a Roberto Alcázar y Pedrin luchando junto al "Guarrero del antifaz" en una lucha encarnizada por conseguir los maravillosos sueños que nunca deberíamos de perder pues son la esencia de la niñez para dar paso a una juventud y madurez llena de poso y de recuerdos maravillosos

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