martes, 3 de septiembre de 2013

PREPARANDO A LOS PAPÁS PARA EL COLE

Dentro de pocos días nuestros hijos volverán al colegio con la alegría de reencontrarse con sus compañeros y ver quién es el profesor que les ha tocado como tutor; descubrir el aula nueva y sentirse "mayores" porque han superado un curso y, para pena de los padres, siguen creciendo.
Ahora llega el momento en el que nosotros, los padres, tenemos que preparar a nuestros hijos para ese día.
Es difícil negar a un hijo una mochila nueva, un estuche reluciente, pinturas sin usar,..., pero así están las cosas en este país en el que nos ha tocado vivir y muchos, por desgracia, no podremos satisfacer las ilusiones de los pequeños.
Preparemos a nuestros hijos para que el día de la vuelta al cole no sea un día de comparaciones, de si yo llevo nuevo y tú no, si tú eres pobre y yo no.
Todos los niños vuelven con las mismas ilusiones y las mismas alegrías. ¿No es eso lo realmente importante?.
En un mundo consumista y asquerosamente dividido entre los que llevan "marca" y los que no, los pequeños de la casa no tienen que sentirse discriminados por, lo que desde mi punto de vista, es una auténtica estupidez y sólo sirve para que los niños se encuentren "separados" de un grupo en el que tienen el mismo derecho a estar, lleven marca, lleven mercadillo o lleven chinos.
No me gusta la palabra buying, me gusta más decir padres estúpidos que inculcan en sus descendientes el ver y no mirar: ver lo que lleva ese compañero por fuera, y no mirar lo que tiene en su interior.
Tengo ganas de ver la cara de mi hija cuando vuelva del colegio y me cuente cómo ha sido su primer día en quinto de primaria. Espero que la cara de felicidad dure todo el curso y no llore como el año pasado porque le han dicho o le han dejado de decir.
Sinceramente, como madre me siento orgullosa de haberle enseñado a mirar el fondo y no a ver el envase.

martes, 13 de agosto de 2013

OJOS QUE MIRAN Y VEN

Por azares del destino, hace un par de años conocí a una persona realmente especial.
Podría decir muchas cosas de él, pero me limitaré a señalar que es simplemente un hombre bueno; pocas personas hay, en esta sociedad, que merezcan que se diga  eso de ellas, pero mi amigo lo es.
Siempre tiene una buena palabra, un saludo cordial, una sonrisa, un gesto amable.
Siempre con su cámara de fotos colgada al cuello, dispuesto a sacar lo mejor de los que se colocan delante de su objetivo. Porque en sus ojos hay algo especial, porque sabe ver lo que los demás no vemos, pero sobre todo, porque sabe mirar.
Son muchas sus causas altruistas que, a golpe de clic en su cámara, quiere dar a conocer al mundo; su implicación en cualquier causa, por el mero hecho de ayudar, de que los mudos se hagan oír, de que los cojos puedan correr, de que los hambrientos sacien sus estómagos, es algo que me lleva a admirarle.
Hay algo en los ojos de Carlos que hacen que la vida sea mejor o, por lo menos, se vea de otro color. Unos ojos que miran y ven, que nos hacen darnos cuenta de que, al fin y al cabo, todos somos personas, con nuestras alegrías y nuestras penas, con nuestros triunfos y nuestros fracasos, con nuestras virtudes y nuestros defectos.
Si algo tiene Carlos es esa dedicación a ver y hacernos ver, a mirar y hacernos mirar. Porque él sabe entrar en el fondo de las personas con su cámara y desnudarnos, sacando lo mejor que hay en todos nosotros.


Sería incapaz de ponerme en su lugar y, a través de esa lente, plasmar los sentimientos de las personas como sólo él sabe hacer.
Recuerdo que un día me dijo: "Pilar, eres la escritora de los sentimientos". Ha llegado el momento en que yo le diga a él: "Eres el fotógrafo de la vida, de los sentimientos y de la verdad".
Ojalá pudiera ver como ven tus ojos y mirar como mira tu corazón; pero Carlos sólo hay uno y, por azares de la vida, puedo enorgullecerme de ser su amiga.

CON TODO MI CARIÑO A CARLOS MIGLIACCIO

viernes, 9 de agosto de 2013

UN CEMENTERIO BLANCO Y VERDE

Ayer fue uno de esos días en que las hormigas pululan por el estómago y no sabes bien el porqué. Seguramente porque anticipaban lo que hoy va a suceder: el comienzo de las fiestas de San Lorenzo.
Un paseo por mi ciudad para ver el ambiente que ya se respira a albahaca, a blanco y verde, fue lo que hice; quizá porque tenía ganas de meterme de lleno en la alegría que da ver a las gentes de mi tierra sentir el amor a una ciudad pequeña, casi olvidada en los mapas, pero que lleva en su corazón la alegría de unos días en honor a nuestro conciudadano San Lorenzo.
Durante mi paseo, mis pasos se dirigieron hacia la Basílica de San Lorenzo. Soy poco dada a entrar en iglesias, pero algo me dijo que lo hiciera. Ahí estaba la imagen de Lorenzo, preparada para su paseo por las calles de Huesca. Recordé lo mucho que mis padres disfrutaban de las fiestas; su ropa blanca y verde, el ramito de albahaca colgando de la pañoleta y la alegría de ver a la familia unida. Lo único que se me ocurrió fue encender unas velas para que su luz, en recuerdo a papá y mamá, brillara al lado de la imagen de San Lorenzo, y llorar. 
Mi hermano ya habrá llevado esas pañoletas al cementerio y las habrá colocado, junto con la albahaca, en esa tumba en la que descansan los dos. Una tumba como todas las demás: blanca y verde; porque así somos aquí, porque nuestros seres queridos, que ya descansan, tienen su pañoleta y su ramo de albahaca; porque, aunque parezca mentira, impresiona ir a ese lugar, que no quiero mencionar, y ver como sólo hay verde: verde albahaca, verde pañoleta, verde esperanza...


Papá, mamá: FELIZ SAN LORENZO ahí donde estéis

domingo, 14 de julio de 2013

CARTA QUE NO SERÁ LEÍDA

Sr. Rajoy:
En primer lugar tengo la deferencia de tratarle de usted porque, desde pequeña me educaron y me enseñaron ciertas normas de conducta y respeto (¿sabe lo que es eso?).
Aparte del hecho de ser diferentes porque usted es hombre y yo mujer, algo evidente, existe un abismo entre nosotros dos que no es, precisamente, que usted esté bañado en la abundancia y yo pueda vivir dignamente con mi sueldo de profesora, pero sin permitirme excesos de ningún tipo.
Me puedo vanagloriar, si me comparo con usted, de ser una persona que se viste por los pies, que reconozco mis errores, los asumo y procuro enmendarlos.
Como le he dicho soy una simple profesora y mi trabajo consiste en AYUDAR a mis alumnos a sacar el curso y poder terminar una formación y unos estudios que, gracias a usted, les llevarán a otro país en busca de empleo. Poníéndome en su lugar y usted en el mio, creo que como profesor se limitaría a esperar el fin de mes para cobrar la nómina sin importarle lo que fuera de sus alumnos.
Quizá es que yo me implico demasiado en mi trabajo, pero es que es un trabajo vocacional, como debería ser el de usted: el mio de ayuda a los estudiantes, el suyo de ayuda a sus gobernados.
La gran diferencia que hay entre usted y yo es sencillamente la honradez.
Cuando decidí, hace ya más de 25 años, dedicarme al mundo de la docencia, comprendí que uno puede dormir tranquilo por las noches cuando ha hecho bien su trabajo; cuando ve la sonrisa de un niño porque ha conseguido entender las odiosas matemáticas; cuando sabe que ese alumno adolescente con la cabeza llena de pajaritos va a conseguir aprobar el examen.
¿Qué pensó usted cuando decidió dedicarse al mundo de la política? No. No me lo diga. El camino más corto para una vida amoral e indecente.Aunque claro, es mi punto de vista. El suyo, a base de tantas mentiras ha sido terminar por creerse que lo mal hecho está bien y lo pésimo está mejor.
No me cambio por usted. Sinceramente me da asco. Yo prefiero la honestidad, la verdad, dormir con tranquilidad y poder ir con la cabeza bien alta.
No soy juez y no puedo condenar, pero sí puedo señarlarle con el dedo y decirle que su labor como gobernante es nefasta y, si estuviera en mi lugar haciendo mi trabajo, ya estaría de patitas en la calle.
Nunca leerá esta carta, de eso estoy segura, pero por lo menos me queda el consuelo de que, aunque las comparaciones sean odiosas, entre usted y yo existe un abismo de moralidad en el que yo me encuentro en la cima y usted en el más profundo abismo.

jueves, 11 de julio de 2013

¿SABES PAPÁ?




¿Sabes papá? Me gustaba despertarme pronto en un día como hoy y ser la primera en felicitarte; aunque ya no viviera con vosotros me gustaba ganarle incluso a mamá y, cuando te llamaba, tú me decías: "Mi pequeña siempre la primera".
¿Sabes papá? Te sigo echando de menos a pesar de que ya hayan pasado dos años desde que te fuiste, a pesar de que ahora los recuerdos bonitos le van ganando la batalla a los tristes, a pesar de que la vida trae momentos de alegría.
¿Sabes papá? Me gustaba tanto este día; porque era TU día, porque me encantaba prepararte algún regalo hecho por mí. ¿Te acuerdas del marcador páginas bordado que te hice? Fue mi último regalo.
¿Sabes papá? Pocas personas, tan sólo las que realmente conocieron nuestra relación de padre e hija podrán entender el amor que nos teníamos; cómo no podíamos vivir el uno sin el otro. Y ahora me ha tocado tener que vivir sin ti. Pero tus recuerdos me acompañan todos los días, a todas horas.
¿Sabes papá? Es duro no poder llamarte por teléfono a primera hora de la mañana y cantarte el Cumpleaños Feliz, pero he mirado al cielo y en mi interior te lo he cantado.
Ahí donde estés: Muchas felicidades papá. Te quiero




miércoles, 3 de julio de 2013

POR SER VOS QUIEN SOIS

Leí el otro día que la hija de la escritora Lucía Etxeberría, con tan solo diez años, va a publicar su primer libro.
Ayer por la tarde,  cambiando de canales en la televisión, aparece la madre de Jesulín promocionando su libro.
Varios presentadores, algunos de programas, en mi modesta opinión, criticables, de contenidos vanos y dañinos para la salud mental, también están promocionando sus libros y, según parece, con éxitos de ventas.
No quiero crear ninguna controversia entre los que están a favor de leer estos libros y los que no. Cada uno es muy libre de leer lo que le dé la real gana.
Mi enfado, por llamarlo de alguna manera, es por aquellas personas que, por ser vos quien sois, tienen todas las puertas abiertas a la hora de emprender una aventura tan apasionante como es la de publicar un libro. Algo completamente distinto para aquellos que tienen que invertir dinero en editoriales de autopublicación y recurrir a amigos y conocidos para que alguien les ayude a promocionarlos, teniendo que ir puerta por puerta, librería por librería, para que alguien se quede con algún ejemplar y lo ponga a la venta.
No quiero con esto decir que las personas que antes he mencionado no estén capacitadas para escribir un libro, aunque puedo llegar a dudarlo. 
Quiero hacer una llamamiento a las editoriales impenetrables, a las que ofrecen sus servicios de autopublicación, para que tengan en  cuenta que un buen libro no es el que lleva un apellido conocido, sino aquel cuyo contenido nos hace vibrar y deja un poso en nuestro cerebro y en nuestro corazón.
Desde este pequeño rincón de mis sentimientos, toda mi fuerza y apoyo para mis amigos "facebookeros" que están intentando sacar adelante sus proyectos literarios y luchan contra las editoriales para poder ver su libro publicado y a la venta en los escaparates de las librerías.
Yo ya me he retirado de este mundo de luchas contra aquellos que me piden un dinero que no tengo para poder publicar; ahora mi interés se centra en leer lo que escriben los demás, algunos verdaderos escritores pero que tienen la mala suerte de no ser vos quien sois.


viernes, 28 de junio de 2013

PERSONAS

Soy heterosexual, y ¿qué?. Da la casualidad de que mi elección ha sido que me gusten los hombres y, en especial, mi pareja y a él, también hetero como yo, le gustan las mujeres y, especial, yo.
Cuando vamos por la calle nos gusta cogernos de la mano y caminar juntos, porque nuestras vidas van en la misma dirección. Si surge darnos un beso, lo hacemos, o nos damos una caricia en la cara.
Es raro, pero nadie dice nada; no nos miran de forma extraña, incluso a algunos les resulta romántico que tengamos esas muestras de cariño el uno hacia el otro.
A mis amig@s homosexuales les resulta natural que nos demostremos el amor que nos tenemos. Nunca nos han dicho que era un asco ver cómo nos besábamos, nos reíamos de nuestras confidencias, hacíamos planes para el futuro... siempre han respetado nuestra elección y nuestra forma de pensar; a quien amar y con quien querer el resto de nuestras vidas.
Resulta paradójico que a la hora de optar a un puesto de trabajo nunca me hayan preguntado con quién paseo de la mano. Incluso el otro día que acudí a una revisión médica, no me preguntaron si me gustaban los hombres o las mujeres y, por suerte, todos los análisis y pruebas salieron perfectos. Así que no tengo ninguna enfermedad rara porque me gusten los hombres ( me imagino que lo hubieran puesto en la lista de pruebas que me hicieron, si hiciera falta comprobarlo).
Mi elección ha sido esa y la de los demás me tiene sin cuidado. 
He encontrado a una PERSONA que me hace feliz, me quiere y me cuida y yo, como PERSONA, procuro hacer lo mismo: quererle, cuidarle y hacerle feliz. Sólo espero que esta relación que existe entre nosotros dure para siempre, porque me da paz, me da más alegrías que tristezas y me enriquece como persona.
Los temas de alcoba quedan para nosotros, porque es nuestra intimidad, nuestro mundo y nadie tiene derecho a meterse en él.
Espero que mis amig@s homosexuales no piensen que estoy enferma o que soy un bicho raro porque esté enamorada de un hombre, Sé que no lo harán, porque me quieren y me respetan, igual que yo a ell@s. Saben que todos sólo somos PERSONAS, para mí lo único importante.

lunes, 24 de junio de 2013

QUERIDA MARA

Dentro de pocos días vas a cumplir 10 años y sí, sigo con esa idea, que a ti te hace reír, de ponerte una piedra en la cabeza para que no crezcas más.
Quizá sea ese sentimiento que tenemos las madres de ser gallinas y tener siempre a los polluelos a nuestro lado, pero te veo ya tan mayor que quisiera detener el tiempo, pero debes seguir, continuar tu camino y crecer como hasta ahora: feliz.
Hace poco que, en nuestra primera noche juntas, te cantaba "Soniando", esa nana en aragonés que, de vez en cuando, aún me pides que te cante, sea la hora que sea.
Ser tu madre es lo más maravilloso que me ha dado esta vida. Imagino que todas dirán lo mismo, pero sólo tú y yo sabemos realmente lo que hay entre nosotras, lo que hemos vivido, lo que estamos viviendo y lo que espero que nos quede por vivir.
Eres una niña dulce, con un corazón tan grande que sufro por el daño que te puedan hacer como no se te endurezca. La vida te enseñará a saber decir no, a no llorar por los desprecios de los demás, a aprender a defenderte, porque tú puedes Mara, porque el tiempo te traerá cosas buenas y malas y yo seguiré intentando enseñarte a ganar y a perder, a reír y a llorar, pero siempre a continuar.
Sólo alguien como tú es capaz de abrazarme cuando me ves triste porque los yayos ya no están y decirme "no llores chiquitina" y darme besos y caricias hasta que mis lágrimas se convierten en sonrisas. Sólo alguien como tú es capaz de coger su paga y dársela a una persona que pide en la calle y decir: "es que lo necesita" y continuar como si nada.
Sabes que mamá nunca será tu amiga, siempre será mamá, la persona que SIEMPRE estará ahí para cuando la necesites, la que se reirá con tus comentarios y tus juegos, la que sufrirá por tu dolor, la que te explicará tus dudas, la que te gritará cuando te portes mal y te alabará cuando lo hagas bien.
Mara, eres lo mejor que me ha pasado y quiero que seas feliz y buena persona, lo demás la vida y el destino lo dirán. Mientras tanto recuerda que, como dice la canción, "tu madri con goyo te acuna y mima".

http://youtu.be/vfITxFTZclM

 Diz que cuando la luna brila en lo cielo, lo sol ya se'n ye íu, que ha muito suenio. Amonico, amonico, zarra ixos güellos que yes, nirna, lo sol que yo más quiero. Ya acucuta la luna en lo aposento y dice que t'aduermas, que no hayas miedo. Y soniando tú chugas con un lucero implindo d'alegría lo firmamento. ¡Aduerme, nirna, que tu madrí con goyo te acuna y mima!.

domingo, 19 de mayo de 2013

LA ÉPOCA DEL YO


No es que quiera pasar por alto los problemas que a la mayoría de personas de este país nos preocupan cada día, pero creo que tras el paro, los desahucios, la corrupción, etc, se esconden muchas más cosas.
De un tiempo a esta parte he ido observando como todos nos estamos deshumanizando y, en ese todos, me incluyo yo también.
Los problemas de los demás son eso, problemas ajenos que podemos comprender e incluso sentir cierta lástima, pero rápidamente pasamos a centrarnos en lo que realmente nos importa: yo.
Durante un tiempo hemos estado luchando contra las injusticias que nos rodean, hemos gritado, nos hemos enfrentado a todo y a todos por intentar que las cosas mejorasen, pero visto que no hay ningún cambio en perspectiva, hemos pasado a olvidarnos de que vivimos en una sociedad, en un conjunto de personas, y únicamente nos centramos en nosotros.
Ya no existe la solidaridad. Ya nadie quiere saber de los problemas ajenos porque bastante tiene con los propios. Ya nadie quiere involucrarse en acciones altruistas porque encuentra la callada por respuesta y las personas que nos rodean se tornan ojos que no ven, oídos que no oyen y espaldas despectivas.
La tan consabida ayuda al prójimo ha desaparecido y se ha transformado en ayudarse a sí mismo y olvidar que hay personas que se encuentran en situaciones peores, pero ¡qué más da!, no es mí problema.
Da miedo pensar hasta qué punto de deshumanización hemos llegado: si vemos a alguien pidiendo en la calle ni nos molestamos en mirar, porque lo vemos, pero no lo miramos; si hay iniciativas altruistas respondemos con un simple clic al “me gusta” del ordenador y nos damos por satisfechos; si vemos a algún conocido que está sin trabajo, cruzamos de acera para no “tener que aguantar” su situación y rogamos por no encontrarnos en su lugar.
Las personas han desaparecido. Somos simples animales solitarios que luchan por sobrevivir en esta jungla de vida y que sólo conocen una palabra: yo.

sábado, 11 de mayo de 2013

DE VERGÜENZA. ISTA YE A MIA FABLA

Resulta vergonzoso y sumamente ridículo que en ésta que "ye a mia tierra", los políticos, en lugar de preocuparse por la situación en la que nos encontramos, los ya consabidos paro, recortes, desahucios, etc, se dediquen a la solemne tontería de cambiar el nombre de las lenguas que hablamos.
Recuerdo mis años de universidad, ya lejanos, en los que mis profesores de lengua española, todos ellos catedráticos, nos enseñaban que en Aragón se habla el español, la fabla y el chapurriaú.
Ahora resulta que cuatro politicastros de tres al cuarto saben más que esos catedráticos que me enseñaron a hablar correctamente el español y consiguieron que todos distinguiéramos entre una lengua y un dialecto (cosa que seguramente ellos no tendrán ni idea).
Si mi querido profesor de latín levantara la cabeza, probablemente volvería a la tumba al ver el ridículo que hacen estas personas. Sus clases sobre la evolución del latín hasta llegar al español y a la fabla eran geniales, y nunca olvidaré cómo nos repetía que en el siglo  XVII se produjo la palatalización; de la h en español pero no en fabla y, por eso, nosotros seguimos fablando, comiendo farinetas y y terminando fartos de comer.
En mi casa toda la vida se ha hablado el español, y siempre hemos empleado palabras de fabla: así escobamos y lo recogemos con el badil, fregamos con el agua en un pozal, mi hija lleva en el estuche un tajador y yo le carraño si le pega un empentón a algún amigo.
No me voy a alargar en algo que todos los que viven en mi tierra ya conocen, porque es nuestra vida, nuestro idioma.
Me siento ridícula viendo cómo se pierde el tiempo en las Cortes de Aragón discutiendo sobre temas sin importancia que no van a llegar a ningún sitio, puesto que todos seguiremos empleando la palabra fabla para referirnos a la lengua del norte de nuestra tierra, al español como a la lengua común de todos y al chapurriaú como al dialecto que se habla en la franja.
Lo que realmente me resulta vergonzoso es lo que sus señorías habrán cobrado por estar discutiendo sobre este tema y no ocuparse de lo que realmente es importante en estos momentos en Aragón. Ni me planteo el porqué lo hacen: es evidente que todos ellos cobran lo suficiente como para llegar a fin de mes y de algún modo tienen que justificar su condición de diputados.
Vayansé a su casa si no saben hacer otra cosa más que discutir sobre lo que los catedráticos de universidad afirman, personas realmente preparadas para ello y no ustedes, señores políticos de mi tierra, que necesitan tener el papel delante hasta para dar los buenos días leyéndolo.
Si me he atrevido a escribir sobre este tema es por mi condición de filóloga, por el hecho de que mi padre naciera en la franja y porque, sinceramente, me siento avergonzada de los políticos que dicen representarme.

jueves, 2 de mayo de 2013

LA SOLEDAD DE UN PARADO

1 de mayo. Manifestación. No hay más de mil personas. Y ahí, entre medio de esa pequeña muchedumbre que grita por sus ideales, que protesta, que reclama, ahí en medio me lo encontré.
Estaba solo. De su boca no salían gritos. Ninguna protesta, ninguna indignación.
Nos saludamos y lo único que me dijo fue: "¡Qué día más triste!".
Comprendí sus palabras. Yo tengo la suerte de tener un trabajo, de poder acudir cada día a mi rutina y salir de un infierno que se alarga años y años y no tiene ninguna perspectiva de solución.
Hablamos durante un rato. Procuré sacar temas sin importancia y encontrar en mi cabeza alguna que otra tontería con la esperanza de que sus labios esbozaran una sonrisa. Ardua tarea.
Nos volvimos a ver por la tarde. Creo que los amigos están para eso. Después de un rato de conversación sobre temas sin importancia, por fin exclamó: "Qué solo me he sentido hoy".
Estaba convencido de que nadie iba a ir a esa manifestación a darle un puesto de trabajo; que no habría nadie que le ayudara a encontrar rápidamente un sitio en el que escapar de su infierno, pero confiaba en que fueran muchas las personas que hubieran salido a protestar  por lo que él y no sólo él, sino más de seis millones de personas de este país están viviendo.
Llegar a fin de mes o no ya no importaba. Poder salir o no a tomar algo a algún bar tampoco. Lo que realmente importaba era la soledad con la que se había encontrado. Ver que a la mayoría de las personas les daba exactamente igual el gran problema que nos rodea. Saber que pocas entienden la desesperación de sentirse aislado en un mundo en el que la comunicación une, pero también separa. Saber que no existe un apoyo moral a una situación insostenible que te va mermando y te hunde como persona.
Poco puedo hacer yo por ayudarle. No tengo para darle un trabajo; pero sabe que puede contar conmigo en esos momentos en que la soledad y la frustración se hagan más y más grandes.
Espero que tomemos conciencia de que un parado es, ante todo, una persona con sentimientos, con inquietudes, con ganas de vivir, con una alegría perdida que quizá un día no muy lejano vuelva a encontrar.
Mientras tanto, seamos ese hombro en el que apoyarse y démosle unos minutos de comprensión, de sonrisa y, sobre todo, de solidaridad en su tristeza y en su soledad.

miércoles, 17 de abril de 2013

TAN CANSADA Y TAN HARTA

Tengo la suerte de tener un trabajo que, además, me gusta. Pero ya estoy muy cansada y muy harta.
Este es el país del botijo y la pandereta y, entre todos, estamos dejando que sea así.
No sé ni por donde empezar. Me vienen a la mente los amig@s que tengo en el paro y que viven con una ayuda mínima. Amig@s a los que no puedo ayudar porque tengo una hipoteca que pagar y una hija a la que dar de comer. Mi pareja y yo podemos vivir con cualquier cosa. Mi única consuelo es invitar a mis amigos a mi casa y ofrecerles  lo poco que tengo y procurar pasar un rato olvidando todo aquello que nos quita el sueño.
Un paquete de cromos para mi hija supone un gasto extraordinario, sí señores, un euro es un gasto extraordinario, porque equivale a una bandeja de salchichas para comer.
Estoy harta de políticos corruptos, millonarios de tres al cuarto que se ríen en nuestra cara diciendo que la situación está mejorando; será la de ellos, porque la mía sigue exactamente igual: esperando que llegue una buena racha y poder pagarle al banco lo que le debo.
Vuelvo a repetir que tengo la suerte de tener un trabajo que me hace sentir útil y proporciona dinero para vivir. Y con todo ello, tengo que aguantarme y ver la cantidad de sinvergüenzas que proliferan en este país con cuentas en paraisos fiscales, con sueldos de cifras que no sé ni escribir y con una falta de humanidad y moralidad que hace que me plantee hasta qué punto estoy contribuyendo con mi actitud a que las cosas sigan así.
No sé si existirán políticos honrados o no; si las personas que tienen dinero tendrán también corazón; pero mi experiencia me dice que no.
Metida como estoy en un proyecto solidario para ayudar a los niños de mi ciudad para que tengan un desayuno digno, he visto como, tras enviar mensajes pidiendo un poco de solidaridad, sólo han respondido aquellas personas que se encuentran en la misma situación que yo e incluso peor.
Ya no soporto ni ver las noticias: la casa real corrompida hasta extremos inimaginables, los políticos riéndose de aquellos que no tienen un techo, de los que tienen que irse a otros países en busca de una vida digna, mientras ellos llenan y llenan sus bolsillos.
Famosillos de poca monta que hacen el agosto con trapicheos para luego proclamar a los cuatro vientos su inocencia y pedir una protección que pagamos entre todos.
Nadie en este país conseguirá nunca que las cosas mejoren, ( si hasta las víctimas del terrorismo están en decenas de organizaciones). No somos capaces de unirnos para luchar contra aquello que, lentamente, nos está matando y está arruinando las pocas esperanzas que, a veces, creemos tener en un futuro mejor.
Doy gracias por el trabajo que tengo, ya no por tener un sueldo, sino porque mi cabeza permanece ocupada en otras cosas y no tiene pensamientos extraños y peligrosos como les ocurre a muchos de los parados o desahuciados que conozco.
El día que todos consigamos unirnos como los "poderosos" ese día conseguiremos algo y pasaremos a poder manejar este país que, lenta y pausadamente, nos está llevando al abismo.

lunes, 11 de febrero de 2013

MI REFUGIO


Sentada delante de la pantalla de mi ordenador, e intentando escribir alguna cosa coherente, miro por la ventana y veo esa calle que me ha traído a la cabeza tantas historias que he escrito y publicado y que, en estos momentos, han desaparecido por arte de magia.
Todo ha cambiado. Todo lo veo distinto. Las personas que pasan siguen siendo las mismas, pero yo las veo con otros ojos.
Los niños siguen yendo al colegio con sus mochilas llenas de sueños, pero probablemente algunos de ellos irán con el estómago vacío porque no hay nada en su casa para poder desayunar y esperarán, ya no la hora del recreo para jugar, sino la hora de comer para tener algo que echarse al estómago.
Los adultos pasan de uno en uno, algunos mirando al suelo, otros a un horizonte perdido y los menos a su puesto de trabajo, ese bien preciado que algunos tenemos la suerte de poseer y suspiramos porque dure mucho tiempo.
Desde este refugio que es mi ordenador, sigo leyendo las protestas de las personas por la situación en que nos encontramos; protestas individuales llenas de hartazgo. Sigo leyendo la tristeza de aquellos que no tienen un trabajo y sobreviven, porque vivir es algo difícil en estos tiempos, pero siguen conectados a esas redes sociales que les hacen compañía y en donde encuentran alguna palabra amable, algún chiste que les hace esbozar una sonrisa, algún comentario que les aparta, por unos instantes, de la cruda realidad que les rodea.
Todo ha cambiado tanto que me es difícil reconocer la visión que tenía de personas que disfrutaban de la vida, que sonreían al futuro, que querían creer en un mundo mejor.
La realidad me demuestra todo lo contrario: sólo hay palabras, y en muchas ocasiones, las palabras no sirven de consuelo.
Da miedo cerrar esta pantalla y lanzarse a la calle a contemplar cómo todo va cayendo, cómo no hay sonrisas, cómo no hay hechos, cómo se ha implantado la ley de la selva y el más fuerte gana, siendo todos los demás testigos impasibles de este caos.
Soy una persona que lucha por aquello en lo que cree, que busca la felicidad propia y ajena, pero todo lo que veo a mi alrededor, hace que me refugie en este teclado e intente encontrar en mi mente palabras que desaparecieron y hechos que no tuvieron respuesta.