miércoles, 2 de noviembre de 2011

CUANDO YO ERA ÚTIL


¡Cómo han cambiado los tiempos!. Entonces yo era útil, la gente me buscaba y eran muchos los que agradecían mi presencia en un momento determinado de sus vidas.
Ahora me he hecho mayor, demasiado mayor, y me encuentro en un mundo en el que todo gira en torno a la tecnología y no puedo enfrentarme a ella, a pesar de que me gustaría.
Cuando era joven acudían a mí personas de todas las edades, clases y condiciones; esperaban que yo les diera buenas o malas noticias; que hubiera una palabra amable, algo que les hiciera sonreír; esos días me gustaban, sólo daba alegrías y los veía alejarse con los rostros felices. Pero también había días en los que incluso llegaban a golpearme, porque era portadora de malas noticias; yo era simplemente la mensajera, pero sus penas y resentimientos recaían sobre mí.
Conforme me fui haciendo mayor, la gente de mi alrededor comenzó a cambiar: los jóvenes se burlaban de mi presencia y, algunos, me llegaron a pegar, simplemente por el hecho de ser más vieja y estar en un lugar inadecuado y en un momento impreciso.
Qué hermosos los recuerdos de tiempos pasados en que yo era imprescindible para la mayoría; tiempos en que trabajaba, ¡toda mi familia trabajaba!.  Ahora quedamos pocos, la mayoría han ido desapareciendo con el paso de los años y nadie ha ocupado su puesto de trabajo.
No puedo luchar contra un mundo que evoluciona, que avanza rápidamente y que me relega a un segundo plano, a un ostracismo en el que me siento vieja y olvidada. Nunca pensé que éste sería mi destino.
De vez en cuando alguien se acerca a mí y cuando oigo su voz, vuelvo a recordar los tiempos de antaño; pero ocurre en muy contadas ocasiones.
Tengo ganas de que llegue mi final, de desaparecer para siempre y dejar de sufrir este abandono en el que me han obligado a recluirme. Ni siquiera  puedo trasmitir una pequeña información, algo, aunque sea publicidad. Me siento un bulto sospechoso que desentona en un mundo de personas solitarias.
Quiero que alguien se me lleve de aquí, que mi presencia desaparezca de una vez de esta calle en la que llevo toda mi vida. Nunca una cabina de teléfono como yo podrá vencer en una batalla al móvil;  nunca más volveré a ser útil.

1 comentario:

  1. Cuando eras joven ahí entrábamos a volcar nuestras penas, alegrías y preocupaciones. Cuantas veces no habrás hecho de confesionario oyendo penas,cuantas veces habrás escuchado palabras de amor,cuantas tu suelo no se habrán regado de lágrimas de desconsuelo. ¿Sabes la vida tan plena que has tenido?Lo feliz o desgraciada que habrá sido la gente en tu interior,Puedes sentirte satisfecha pues nos has ayudado a crecer y ser lo que hoy somos gracias a ti

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