jueves, 27 de octubre de 2011

MELENA AL VIENTO

Desde mi ventana puedo ver a la gente que va y viene por la calle.  
Todos los días laborables y, a la misma hora, veo pasar a los mismos, entre ellos a un gran amigo.
Veo a los adolescentes que van al instituto y a los pequeños que van al colegio; en seguida se adivina quién tiene hoy examen: los apuntes en la mano y dando un último repaso, o quizá el primero.
Un señor ciego va con su perro al trabajo y me admira la seguridad con la que camina: paso firme y decidido confiando en la ayuda de su peludo amigo.
Me llama la atención ver a las niñas adolescentes que parecen sacadas de una revista en la que sólo hay una forma de vestirse y peinarse: la melena larga y lacia tapando parte de la carta, las camisetas con la marca de alguna tienda, los pantalones vaqueros, las zapatillas de deporte tipo bota y la mochila colgando por debajo de donde la espalda pierde su casto nombre. Todas van iguales. Pero no son todas iguales.
Hay una niña con un pañuelo en la cabeza que, a la hora del recreo y cuando salen todos a almorzar, se sienta sola en un banco.
No lleva la melena al viento; lleva la cara descubierta y sus ropas son las propias de su país de origen.
Siempre está sola en un banco. Se come su bocadillo, toma el zumo y la veo que vuelve al Instituto.
No sé cómo será esta chiquilla, no conozco sus inquietudes ni sus anhelos, pero lo más probable es que sean los de cualquier niña de su edad. ¿Qué sentirá?,  ¿qué pensará al encontrarse sola?.
Me dan ganas de bajar y entablar una conversación con ella, pero ¿dónde va una cuarentona a hablar con una adolescente?.
¿Qué obligaría a su familia a marchar de su país y venir a una ciudad como Huesca? Probablemente nada bueno; simplemente la búsqueda de una vida mejor.
No quiero hacer un alegato a favor de las personas inmigrantes que vienen a nuestro país en busca de un futuro, ni tampoco dedicarme a exponer que ella se lo tiene merecido por no quitarse el pañuelo de la cabeza.
Simplemente quiero contar lo que veo: una chica en un mundo que no es el suyo; una adolescente que busca su sitio en una sociedad de melenas al viento; una joven que soñará con un futuro…

3 comentarios:

  1. Soñar, bella palabra que encierra un mundo ignoto.Los sueños son realidades que escapan de nuestra propia realidad. Que pena que un ropaje o un pañuelo en la cabeza sea capaz de aherrojar unos sentimientos, quizás de constreñir una manera de ser condicionada por su propia sociedad. Quizás esa persona no se encuentra a gusto en la sociedad que le ha tocado vivir y puede que tampoco sea feliz con la suya. Ninguna de las dos le permitirá salirse un milímetro de la raya establecida.Puede que ella no se encuentre conforme con esa soledad impuesta a la vez por ambas sociedades. Sería hermoso que ella pudiese escoger lo que quisiera Que su libertad fuese ésa,seguramente como individuo escogiera lo mejor de ambas sociedades creando una mucho mejor. Es una utopía lo se Pero sería hermoso.Seguro sería una soledad mas llevadera pues sería la soledad compartida por el entorno. Lo dicho una utopía

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  2. Muy bonita esta reflexión. Yo también me sorprendo cuando veo a esas niñas todas igualitas por la calle. Y también a menudo me pregunto sobre las vidas y anhelos de la gente con la que me cruzo.

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  3. Molte grazie Ella. Non scrivo ben italiano. Un bacio

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