martes, 4 de octubre de 2011

MALDITA INFORMÁTICA

Hacía tres días que mi hijo se había ido a vivir al extranjero y, echándolo tanto de menos, decidí acercarme a una tienda de informática y comprarme un ordenador para poder hablar con él y verle la cara.
¡ En qué momento se me ocurrió hacer tal idiotez!
Llegué a la tienda, en la que sabía que mi hijo se compraba todo y me salió a recibir un mocoso casi imberbe que muy amablemente me dijo:
-          “Buenos días señor, ¿puedo ayudarle en algo”
-          “Pues sí, verá”, dije tratándolo de usted ante tanta cortesía, “Querría comprarme un ordenador”
-          “Muy bien señor, quiere mirar un PC o un portátil”
Ahí empezaron mis dilemas, a la primera pregunta ya no sabía qué responder, así que opté por la respuesta más clara:
-          “Uno que ocupe poco sitio”, dije muy sonriente.
-          . “De acuerdo señor, entonces miraremos un portátil. Le puedo ofrecer éste con 5oo gigas de disco duro y 4 gigas de RAM”
Pero ¿de qué me estaba hablando ese chaval?, para mí un disco duro era lo que ponía mi abuelo en el gramófono cuando vivíamos en el pueblo y había algo que celebrar, y de RAM lo único que me vino a la cabeza fue la marca de la leche, y dudo mucho que las vacas tuvieran algo que ver con la informática.
No lo dudé un momento y le dije:
-          “De acuerdo, pero ¿me instalarán todos los programas para que yo pueda hablar con mi hijo?”
-          “Por supuesto señor, no tiene que preocuparse por eso, le pondremos el “escaip” y el “mesenller” va incluído en el sistema”
No tenía ni idea de lo que me estaba diciendo, pero le sonreí amablemente, pagué al contado y salí corriendo de aquella tienda.
A los dos días tenía el ordenador conectado en casa.
Por fin había llegado el momento y decidí abrirlo; le di al botón y comenzaron a salir cosas en la pantalla. “Voy bien”, pensé. En unos segundos la pantalla se quedó quieta  y yo intenté escribir “escaip” para poder hablar y ver a mi hijo; pero nada se escribía.
Me dije: “Paciencia, es tu primer día”.
Había unos cuadraditos en la pantalla y opté por darle a uno de muchos colores. ¡Milagro!. Se abrió otra pantalla muy grande en la que ponía “Google”. No tenía ni idea de lo que era aquello, pero de nuevo intenté escribir “escaip” y sí, se escribió, pero no pasó nada más.
Me empezaba a poner nervioso y decidí llamar a mi hijo por teléfono. Las instrucciones fueron claras: SKYPE y darle la flecha rara, a la tecla más grande. “Joder”, pensé, “si se llama “escaip”  ¿por qué lo escriben skype?”.
Hice lo que me dijo y me apareció otra pantalla, en la que , como me había dicho mi hijo, pulsé Registrarse.
UFFFF, me pedía “Cuenta de usuario” , así que me dirigí al cajón en que mi mujer guardaba la libreta del banco y tecleé los veinte dígitos. “Espero que no me quiten la pensión”, pensé.
Después de aquello se abrió otra pantalla. Esperé. Al momento oí la voz de mi hijo: “Hola papá” y vi su cara ocupando toda la pantalla de mi ordenador. ¡ Se movía! ¡Era como si estuviera ahí, en casa!.
Esto es demasiado para mi corazón.
Acerqué mi cara al ordenador y le dije: “Hola hijo, ¿me oyes?
-          “Sí papá, pero no te acerques tanto que me dejas sordo, jajajaja”
-          “Vale, ya me siento bien”
Encima cachondeo.
-          “Papá, no te veo bien”
-          “Pues me he peinado y todo”
-          “Lo veo todo borroso”
-          “Y ¿ qué coño quieres que haga”, dije poniéndome fuera de control
-          “¿Has quitado el plástico de la “güebcam?”
-          “¿De qué?”
Aquello me superaba.
Lo intenté varias veces, durante los días siguientes. Pero mi hijo nunca me veía bien, y a mí se me aceleraba el corazón cada vez que oía su saludo y veía su cara aparecer de repente en el ordenador; sin dejar de lado que ya me había aprendido los veinte dígitos de la libreta del banco, cosa que pocas personas se saben.
Así que decidí llamarlo por teléfono y ponerme una foto de él en el comedor y poder ver su cara.
El ordenador está en una mesa y alguna que otra vez lo abro, lo enchufo y observo el maravilloso paisaje otoñal que aparece en la pantalla.
Al fin y al cabo, la informática me sirve para perderme es ese bosque lleno de hojas y soñar.

2 comentarios:

  1. Bueno me enfrento a esto, sin saber que botón tocar si que plástico quitar. Ya sabes que la primera vez que nos encontramos para saber un poco de estos trastos fue la leche.Recuerdo que me comentastes cuando una cosa no la quieras, buscas en tu escritorio y vas a la papelera y lo tiras ahí, me jorobastes pues me tocó comprarme una papelera de plástico (eso sí de las baratas que no estoy para hacer dispendios) y ahí tiré el portátil. A los días me llamas por telef.¿que pasa ? Me preguntastes ¿por que no escribes? y te dije. He tirado el portátil a la papelera. Aún oigo las carcajadas esas malditas carcajadas que me acompañan todavía. Es mas odio la papelera mo le hecho nada no se si por eso o por que no tengo puntería la jodida parece que esté viva.Desde luego esto con tanta tecla tan pequeña no está hecho para mis dedos por que según la persona que escribe esto mis dedos son manojos de... morcillas. No es eso exactamente .Pero es lo más parecido a su comentario sobre ellos .Yo quiero a esta canalla,se que quiere ayudarme pero me dice mira apáñate por que si te enseño voy a perder lo que se y aquí estoy enfrentado a esto sin saber que hacer si matarla o regalarle un ramo de rosas´... ¿blancas?. Sabes canalla que te aprecio un montón

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  2. Jeje, aun habrá alguien que tenga su número de cuenta como nombre de usuario. Muy grande, Pilar.
    Esa novela te va a salir rodada.

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