lunes, 3 de octubre de 2011

LA FILA

“¡ Es tarde, es tarde!”. Me lo iba repitiendo a medida que intentaba acelerar el paso, pero aquellos malditos tacones no me lo permitían.  No estaba acostumbrada a caminar con ellos, siempre llevaba calzado plano, pero creía que la ocasión requería ponérmelos junto con mi traje de chaqueta y una blusa.
Me gustaba vestirme de aquella manera, creía que me daba un cierto aire de no sé qué; ¿cómo iba a ir ahí con el chándal y las zapatillas?.
Efectivamente se me había hecho tarde y la fila era terriblemente larga. Así que me puse al final. Miré hacia delante: calculé que habría unas cincuenta o sesenta personas. “Bueno, tampoco son tantas”, me dije a mi misma con el simple ánimo de consolarme.
Comencé a mirar a las personas que había en la fila: aquello parecía la ONU, creo que estaríamos de todos los países que uno pueda imaginar. Me llamó la atención una señora con la piel bronceada por el sol. Tenía unos espectaculares ojos grises que parecían no tener fin. Pero su mirada estaba perdida en el horizonte. “¿Qué pensará?”, me pregunté. A lo mejor recordaba sus años de juventud, la vida con su marido y sus hijos. Una familia feliz.
Detrás de ella había un chico joven: se le veía nervioso, quizá porque fuera la primera vez que acudía a la fila y estaba expectante ante lo que iba a ver, quizá porque la juventud lleva consigo el ansia de hacer las cosas rápidamente y no soportaba tener que esperar.
El señor que tenía delante se volvió y me preguntó la hora; se la dije y suspiró. Me dedicó una sonrisa forzada que yo le devolví.
Esto no era la fila del mercado en la que ya sabes a lo que vas; aquí todo era expectación y ansias porque se abrieran las puertas y pudiéramos entrar.
Los zapatos me seguían doliendo, pero aguanté. “La primera impresión es la que queda” me repetía a mí misma,  y, así, conseguí olvidarme de los tacones.
No quería hacerme ilusiones sobre lo que iba a encontrarme, pero siempre acudía con la esperanza de que no me defraudara.
Por fin las puertas se abrieron y la fila comenzó a moverse como las hormigas cuando salen a buscar comida.
Iba despacio, parecía que nadie tenía prisa, y a mí me entraron los mismos nervios que al chico joven que había visto.
Me puse a contar las personas que tenía delante y cómo iban entrando: treinta, veintinueve, veintiocho…..
Ya quedaba poco. El pulso se me aceleraba.
Por fin llegué a la puerta y entré.
Me dirigí rápidamente a las carteleras para ver lo que había. Creo que después de tanto tiempo haciéndolo había conseguido aprender a hacer lectura rápida.
La decepción iba en aumento a medida que leía. Las observé una y otra vez. Me tocó mi turno en una de las mesas y antes de acercarme me atusé el traje y me retiré la melena de la cara para que se viera mi suave pero bien puesto maquillaje.
Nada.
Me di la vuelta y salí.
Al llegar a casa me quité aquellos malditos tacones, coloqué mi único traje de chaqueta en el armario y me puse el chándal y las zapatillas.
Me senté y me preparé un café; no quería pensar, pero no podía evitarlo. “¿Qué iba a hacer?”, la respuesta era sencilla: esperar al día siguiente y volver a la fila del paro a ver si encontraba trabajo.

3 comentarios:

  1. Vengo tras recomendarme Germán tu blog y lo que he visto promete. Te añado a mis blogs favoritos.

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  2. La fila, lugar donde se reúnen personas en busca de.... ¡que se yo. Entradas para espectáculos.comprar discos.coger un autobús.en paradas de mercado para comprar alimentos,en bancos de comidas para que te den un alimento con el que subsistir y la mas terrorífica. La del desempleo,esa cola de ansiedades,anhelos,ese mientras llegas hacerte una ilusión de que ese será el día soñado que puedas ver una luz al final de la negrura de tu túnel personal. Y cuando llegas si eres de los habituales ,en la mirada del otro lado del mostrador ves asomr la tristeza de esa persona que con un ligero movimiento de cabeza ya te dice lo que esperabas pero no querías.- ¡ Fulano hoy tampoco tengo nada para tí.-Y desandas lo andado cabizbajo,destrozado,desanimado pensando en lo injusta que es la vida y en que sitio vas a encontrar una solución a tus problemas.Ves la mirada de comiseración de la mayoría de la gente .miradas también de ánimo y unión para to pena y en tu interior piensas con un pensamiento de alegría y rabia diciendo.- ¡A vosotros os va a pasar lo mismo !. Y ese pensamiento te de fuerza en tu fuero interno para masticar tu rabia y tu desgracia¡. Y esperas eso un milagro que quizás no suceda

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