martes, 4 de octubre de 2011

EL CHAT

PARA VIVI Y SERGIO

Era un verano muy caluroso, lo normal en el mes de Julio. Aquella tarde presagiaba tormenta, así que decidimos no ir a la piscina.
Me senté delante del ordenador y comencé a mirar mis páginas favoritas: pronto me puse al día de los temas de actualidad. Vi que ninguno de mis amigos estaba conectado, así que se me ocurrió entrar en un chat a ver cómo funcionaba eso.
Lo primero fue buscarme un seudónimo, un nick, y pensé en algo que me resultara familiar, aunque realmente no creía que de ahí sacara nada nuevo y que estaría poco tiempo.
Había oído hablar a mis amigos de los chats y todos me decían: “Para pasar un rato bien, pero nada más”.
Tampoco buscaba nada más y, sin embargo, lo encontré.
Aquel nick me sonó un poco extraño; a decir verdad, tuve que mirar lo que significaban aquellas dos palabras juntas; pero me gustó.
En un principio las conversaciones eran en grupo: siempre los mismos, hombres y mujeres de distintas edades que matan sus horas de ocio en tertulias unas veces vacías y otras con gran fondo.
Pero pronto entre los dos surgió una gran empatía.
Comenzamos a mandarnos mensajes privados y veíamos que teníamos muchos temas en común: nos inquietaban las mismas cosas, nos dábamos ánimos cuando teníamos problemas, nos reíamos y llorábamos.
Dejamos el Chat y nos trasladamos a Messenger.
Las conversaciones se hicieron más habituales y llenaban no sólo los ratos de ocio, sino también  cualquier momento del día en que necesitábamos el uno del otro.
Decidimos un día, de común acuerdo, poner la web cam y  conocernos en persona.
¡Qué persona más buena!, pensé en cuanto vi su rostro en la pantalla de mi ordenador.
Al poco tiempo me presentó a su mujer y yo a mi marido.
De nuestras conversaciones en el ordenador, pasamos a las llamadas de teléfono.
Sabíamos de nuestros movimientos en cada momento del día: de las visitas al médico, las vacaciones, el trabajo,…..
De todo esto  ha pasado más de dos años y seguimos.
Nuestras conversaciones siguen, nuestros corazones se abren el uno al otro y, en cierto modo, somos el hombro en que apoyarse el uno en el otro.
En aquel chat en que entré y abandoné al poco tiempo, encontré a uno de los mejores amigos de mi vida.
Pero sigo esperando. La distancia nos separa. Anhelo el día en que nos podamos ver y darnos ese abrazo que estamos esperando los dos. Y sobre todo, que mi hija le dé un beso a sus “yayos”.

1 comentario:

  1. Es verdad,el entrar en un chat es una aventura que no siempre acaba bien. Por lo general son personas amargadasm,frustadas y necesitan se la compañia de otras geente como ellas,surgen amistad e,riñas,criticas,ect.Pero siempre encuentras a alguien que te escucha(cuan necesitada esta la gente para que la escuchen).Normalmente no se hacen caso si se lo hacen es para malcorar o burlarse. De uno entre muchos surge alguien que te llama la atención,alguien que sientes empatía y le prestas un poco más de atención,esa persona poco a poco (en mi caso) te va atrayrndo,ves que no es como las demás,que es buena gente,que no nmecesita de artilugios para ser asi,que razon y notas un gran vacio en su espiritu,Entonces te vuelcas,esres sincero en tus apreciaciones,¡comienzas a seguir los avatares de du vida,ves que te necesita como tu a ella y se crea un vinculo de amistad verdadero,sin tapujos mi mentiras nace una linda amistad primero y cariño despues .LLegas a conoceer su vida como la tuya misma ambos son participes de la vida del otro .Esa es la verdadera amistad. El cariño sin reservas

    ResponderEliminar