martes, 27 de diciembre de 2011

MATEMÁTICAS

La mayoría de nosotros hemos odiado las matemáticas en nuestra época escolar y casi considerábamos seres extraños a aquellos a los que les gustaban.
Sin embargo, y con el paso del tiempo, te das cuenta que están presentes en todos los días de nuestra vida.
Cuando somos pequeños sumamos ilusiones, sueños, sumamos amigos y juguetes; restamos los cromos que cambiamos y las pinturas que perdemos; multiplicamos nuestras victorias en los juegos y las buenas notas; dividimos el bocata para compartirlo y nuestros pequeños tesoros entre nuestros amigos.
De mayores todo cambia: sumamos problemas y preocupaciones, miedos y tristezas; restamos alegrías y amigos, que pasan a ser conocidos; multiplicamos los gastos y ello nos hace dividir nuestros ingresos.
No tendría que existir tanta diferencia, pero la sociedad impone.
Deberíamos seguir sumando ilusiones y no perderlas hasta que llegara el momento en que se hicieran realidad: restaríamos preocupaciones a nuestra vida y no disminuiría el tiempo que pasamos dándole vueltas a la cabeza intentando solventar cosas que no están en nuestras manos; multiplicaríamos nuestras sonrisas y nuestras palabras amables y aumentarían los buenos momentos entre familia y amigos; dividiríamos los enfados y las noches sin dormir.
Los cromos que de pequeños cambiábamos por otros que no teníamos, son ahora las monedas que tenemos en nuestras manos y que cambiamos por lo que necesitamos para vivir. Las victorias de nuestros juegos son las noches en que nos acostamos con la conciencia tranquila de haber hecho lo correcto y estar a gusto con nosotros mismos. El bocata que compartíamos es el café que tomamos con nuestros amigos y conocidos y que debe llegar a nuestros labios sonrientes.
Si realmente las matemáticas fueran tan sencillas nadie las odiaría, todo el mundo estaría feliz por aprenderlas y por esperar que, al final de su vida, pudiera decir que había sacado un 10.

1 comentario:

  1. Las matemáticas se me solían atragantar; al cabo del teimpo he kllegado a la conclusión de que no me esforcé lo suficiente y me arrepiento de no haberles dedicado más tiempo.
    Buena semana, Pilar.

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