La vida no ha dotado a mi hija de ocho años del arte del dibujo; seguramente será herencia materna.
A mí, sinceramente, me da igual cómo lo haga, son todos preciosos.
Hay uno en especial que me encanta, se titula : mi familia.
Papá está el primero, el más guapo de todos, el más fuerte de todos, dando la mano a su pequeña. Si seguimos la cadena, cogiendo su otra mano está mamá, vestida como a ella le gusta: "fashion" y no "con esa ropa que te pones mami, no me gusta nada".
Lo mejor de la estampa familiar son sus "tatos": Chusky, el gato, muy tieso y al lado de mamá, porque Chus siempre va detrás de mamá, como es el "hermano" mayor, a mamá la quiere mucho, "pero a mí más".
Un poquito más separados están los pequeños: Pulga y Gordi, los peces. Y están ahí, sin agua, sin nada, como dos más de la familia.
Reconozco que, visto desde fuera el dibujo, somos una familia un tanto peculiar: tres personas, un gato y dos peces; pero a la vez me encanta que mi hija los sepa incluir dentro de su núcleo. No hace distinciones.
Todas las noches antes de irse a dormir viene el ritual de los besos, y siempre tienen su orden: primero papá, SU papá, después mamá, luego Chusky (si es que deja cogerse) y por último la pecera en la que viven Pulga y Gordi.
Al día siguiente por la mañana, cambia el Buenas noches por el Buenos días, pero el orden de besos sigue siendo el mismo y, a la hora de ir al cole, hay que despedirse de todos.
Llegamos ahora a la época en que vendrán los Reyes Magos y claro, en su carta no pueden faltar ni sus papis ni sus "tatos", y los "reyes" terminan un poco locos buscando algún detallito para esos seres que no piden pero agradecen.
Mi hija tiene una familia "distinta"; nunca ha pedido un hermano, ya tiene tres. Es feliz jugando con Chusky; aunque la palabra correcta sería fastidiando a Chusky y el pobre, todo abnegado, se deja coger, que le hagan bailar, que le pongan una bufanda y nunca, nunca, le ha sacado las uñas a su "tata".
Hay veces en que hasta los niños se dan cuenta de que los animales son mucha mejor compañía que las personas; por lo menos estoy convencida que no le fallarán jamás y que podrá hablar con ellos y sentirse oída, no escuchada (dando gracias, ella no ve la diferencia).
Es feliz en su mundo, en su familia y no lo digo yo, lo dice ella: todos en su dibujo estamos sonriendo.
Bendita la inocencia de la gente que sabe plasmar en un dibujo sentimientos, así ellos se forjan sus mundos esos mundos en los que son amos y señores donde ponen a cada cual en su sitio correcto ¡que raro es que se equivoquen ! Me asombra la capacidad de síntesis que tienen Cada día es para ellos una lucha constante pues la vida les va enseñando poco a poco y ellos lo asumen de una manera natural,Me alegro de conocer a esa hija de mama. Gracias por estar ahí y dejarme entrar aunque solo sea un poquito en tu mundo Un cariñoso saludo a ambas
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