martes, 6 de diciembre de 2011

MAÑANAS DE DOMINGO

Cuando era pequeña esperaba ansiosa a que llegara el domingo y me quitaran el uniforme del cole para ponerme uno de los pocos vestidos que tenía para ir a misa.
Era un acontecimiento excepcional.
Nos poníamos lo más guapos posible y salíamos a la calle. Te encontrabas a todo el mundo. Conocías a todos. Y te paseabas luciendo tus mejores galas.
Al salir de misa parábamos siempre en el mismo kiosko y, con mi hermano pequeño, compartíamos la "perra gorda" que nos habían dado nuestros padres y nos comprábamos alguna chuchería. Recuerdo unas cajas pequeñitas que tenían unos caramelos minúsculos pero que a mí me encantaban, creo que se llamaban regalinas.
Siempre sobraba algo de esa perra gorda, era demasiado dinero para gastar.
Nos dábamos un paseo y volvíamos a casa a comer.
Ahora el domingo nos quedamos en casa, a ser posible en la cama, a recuperar el sueño perdido durante la semana y, en cierto modo, a disfrutar de la casa que tan apenas pisamos entre semana. Si nos levantamos pronto es porque hemos decidido salir de excursión a algún sitio y, si salimos a la calle por la mañana, nos ponemos el chandal y las zapatillas de deporte para ir a comprar el pan o el periódico y volver a casa.
No son  mejores unos que otros, simplemente son distintos.
Hemos pasado de ir "elegantes" a ir "cómodos", de disfrutar de un paseo por la calle a disfrutar de un rato en casa, de estar con quienes fueron nuestra familia a hacerlo con la que hemos creado. 
Creo que lo fundamental es que las mañanas de domingo las seguimos pasando con nuestra familia ya sea en la calle o en casa y, sinceramente, me encanta quedarme en la cama con mi pareja y mi hija escuchando, hablando o riendo con sus juegos o, porque no, simplemente estando.

1 comentario:

  1. De mi niñez recuerdo los domingos ir a un parque llamado los Viveros, Sitio donde la banda municipal de la ciudad daba unos conciertos gratis, después a casa, algo me compraría mi padre pero no lo recuerdo. Y por las tardes ir a jugar en casa de mis primos. Ahora es muy distinto. Con los chiquillos pequeños a que se desbravaran para que por la tarde estuviesen más relajados, Ahora estamos prácticamente solos y los domingos, solemos ir a escuchar música (¿serán reminiscencias de la niñez?). Y después dar una vuelta por la ciudad. O bien tomamos algo o comemos en cualquiera de los sitios baratos de mi ciudad o bien nos vamos a casa. Esos son mis domingos

    ResponderEliminar