jueves, 29 de diciembre de 2011

LIBRE

No era la primera vez que ocurría, pero cada vez que abría los ojos parecía suceder por primera vez y en su rostro se reflejaba la felicidad.
Su mundo se había desmoronado por completo aquella mañana en que se quedó sin trabajo, en que tuvo que volver a casa antes de hora y enfrentarse a la amargura de tener que decirlo a su familia.
Nunca esperó esa reacción: le dijeron que saliera a buscar otro trabajo, que nadie de su posición social podía haber sido despedido, que era una vergüenza para toda la familia.
¿Y sus sentimientos, y sus pensamientos?
Nadie tenía en cuenta eso; sólo les importaba que el "buen nombre" de la familia no estuviera manchado; y él era la oveja negra.
Pasó días y días recorriendo oficinas, talleres, fábricas, cualquier sitio en el que le pudieran dar un trabajo y así, recuperar el apellido que parecía haber perdido.
No sabía si era peor el vagar por las calles en busca de un trabajo o tener que volver a casa y escuchar los reproches de todos.
Llegó el día en que tomó la decisión: se fue de casa; se dio cuenta de que no todo era aparentar ser quien no era y tratar de engañarse a sí mismo.
Cambió de ciudad y, a partir de entonces, vivió en la calle. Dormía en los parques: en verano cerca de las fuentes que aliviaban el calor, y en invierno tapado con hojas y entre arbustos que lo protegían del frío.
Cambió su nombre y su apellido; sintió libertad al hacerlo. Se despojó de todo aquello que lo había atado no a una vida, sino a una mentira.
Ahora era libre, era feliz sin tener nada más que el cielo ante sus ojos cada vez que despertaba por la mañana. Nadie le pedía explicaciones, nadie le decía lo que tenía que hacer.
Aquella mañana, el sol volvía a brillar sobre su rostro, volvió a sentir la libertad en su cuerpo; sabía que sería así hasta el fin de sus días, ya que no era la primera vez que ocurría.

(Frase de Carlos Migliaccio)

2 comentarios:

  1. Es posible que a todos nos hubiera venido bien en alguna ocasión tomar la decisión del protagonista de tu post: viene bien aprender a "liarse la manta a la cabeza".
    Buen día 29 amiga¡¡¡¡

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  2. Las convenciones sociales atan cual yugo. Nos creamos una imagen que va bien siempre vivamos de acorde a ella y como ademas espera vivamos nuestro entorno. Poco les importa el que nosotros creamos en esa imagen. Nada importa sino las apariencias. El protagonista de la historia es una persona valiente, sabe de sus posibilidades rompe con todo lo que le ata y vive una vida sencilla, sin complicaciones. Es lo que anhelaba vivir libre

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