sábado, 17 de diciembre de 2011

CUANDO NOS HACEMOS MAYORES

No hay nada comparable a la inocencia y sinceridad infantiles, aunque a veces sea demasiado cruel.
De pequeños no nos callamos ante las cosas, lo decimos todo tal cual lo pensamos y sentimos. ¡Cómo cambian las cosas cuando nos hacemos mayores!.
En una reunión con amigos o familiares que no nos resulta agradable, los pequeños no tienen ningún inconveniente en decir: "Jo, que rollo", "me aburro", "me quiero ir", etc.; mientras, los mayores aguantamos el tipo, nos tapamos la boca para que no se vean nuestros bostezos, nos limitamos a sonreír si alguien nos mira o contestamos con monosílabos.
Se aproxima la navidad y con ella los regalos... los peques directamente dirán: "esto no me gusta", "jo que feo", "este juego es una pesadez"; en cambio nosotros, los mayores, agradeceremos todo con una sonrisa y al llegar a casa archivaremos lo que nos han regalado y que nos ha parecido sumamente feo e inútil y, a pesar de que nos hayan dicho que se puede cambiar, nuestra respuesta habrá sido: "no, no, es precioso".
Llega un momento, cuando te hacer mayor, en que te gustaría seguir teniendo esa sinceridad que tienen los niños; saber decir que te aburres y te vas, sin tener que poner ninguna excusa; saber decirle a una persona que, sencillamente, no te cae bien y prefieres no estar con ella; saber decir que, la próxima vez que te hagan un regalo piensen en tus gustos, no en los suyos.
¿Hacerse mayor significa hacerse hipócrita?.
No me gustan las hipocresías ni las mentiras, pero tampoco quiero volver a ser niña otra vez. Quizá por esto hay personas que no me hablan, porque en mi cuerpo de "mayor", sigo teniendo respuestas de niña y, sin hacerlo de forma tan brusca como los niños, protesto cuando me aburro, cambio los regalos que no me gustan, me voy de los sitios en los que no estoy a gusto o simplemente no voy.
Creo que esto no hace que sea una maleducada ni una antipática, simplemente soy así y prefiero estar a gusto conmigo misma y con aquellos que me hacen sentir bien, que perder el tiempo en situaciones que no me agradan.
Cuando nos hacemos mayores perdemos todo el valor humano que teníamos de niños frente a los demás; la sociedad nos obliga a ser de una forma que no nos gusta. Por una vez, aprendamos de los niños y seamos nosotros mismos.

2 comentarios:

  1. Es cierto que perdemos la candidez y sinceridad infantiles, pero también lo es que a veces sin ser hipócrita se puede uno callar para no herir: una vez oí hablar de las "verdades innecesarias".

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  2. Si queremos basarnos en la candidez y sinceridad de los críos de acuerdo en todo.Voy a hablar yo bajo mi prisma. Yo ya soy viejo y soy ,o al menos pretendo serlo. Los viejos tenemos la virtud de que los demás las mas de las veces nos vean como gente que "chocheamos".El comentario es "déjalo que se le va la chola " y aunque no oigo (¡¡ este oído !! lo leo en las miradas. Camilo -Jose Gala Saramago,Benedtti todos ellos era gente que decía lo que le parecia sin temor a nada pues nade les importaba lo que pensaran los demás, ni se preocupaban de los formalismos imbéciles impuestos por la sociedad.Prefiero ser viejo, teniendo mis facultades completas y poder ir a donde quiera, que tener que ir a donde quiera y sonrerir al estúpido de turno. Y si por cualquier causa lo he de soportar con toda mi educación que me soporte el a mi,pero sin conmiseración por mi edad

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