jueves, 12 de enero de 2012

UN TECLADO, UN AMIGO


Sentada un día frente a la pantalla de su ordenador intentó colocar sus dedos sobre aquel teclado que tantas veces le había servido de ayuda; ahí donde había tecleado sus pensamientos, sus sentimientos y, sobre todo, había hablado con otras personas que no conocía cara a cara, pero que a través de la pantalla, le habían abierto su corazón y, entre todos, habían construido una familia en la distancia.
Hoy su mente estaba bloqueada; intentaba escribir todo lo que pasaba por su cabeza, pero era imposible.
Había reducido sus gastos al máximo; tan apenas comía y todo lo que había ocupado las paredes de aquella casa ya había sido vendido.
Ahora estaba sentada en el suelo intentando expresar con palabras lo que significaba decir adiós a esas personas que, cada día y a lo largo de unos años, habían compartido sus momentos de alegría y de tristeza, la habían apoyado cuando creía que ya no podía más y se habían alegrado cuando conseguía algún logro.
Llevaba casi dos años en paro y, por más que buscaba, no encontraba ningún sitio en el que la aceptaran. Para la mayoría era una persona con demasiada edad y eso que apenas superaba los cincuenta, para otros tenía muy buena experiencia, pero no había ningún título que lo demostrara.
Así habían transcurrido esos últimos meses de su vida: buscando un trabajo que la sacara del pozo en el que estaba sumida  y encontrando la tranquilidad en aquellos amigos que estaban al otro lado de la pantalla.
Hoy era el último día. Se había pasado la noche despierta hablando con unos y con otros a través del teclado. Ninguno sabía nada. Aquella mañana iban a ir a echarla de su casa, ésa que no podía seguir pagando y, con ello, terminarían los ratos de conversación. Sólo le quedaba ese teclado que ya tenía comprador y cuyo dinero iba a emplear en trasladarse a otra ciudad e intentar comenzar de nuevo.
No quiso esperar a que llegaran. Volvió a mirar las cuatro paredes que habían sido su vida y escribió: "Gracias y adiós". Cerró el ordenador y poniéndolo bajo el brazo, marchó en busca del dinero que le podría dar la oportunidad de volver a empezar.


1 comentario:

  1. Terrible dilema el paro.Un cáncer difícil de erradicar en las circunstancias actuales. Lacra que va reconcomiendo laa la sociedad ahogándola sin piedad.Triste situación la de millones de personas censadas y quien sabe cuantas sin censar. La problemática es terrible y no hay visos de una solución ni a corto ni a medio plazo. Esperemos que esto acabe para asi mirar el futuro con esperanza

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