sábado, 28 de enero de 2012

TARDE DE CHICAS

Podría sonar a una reunión de amigas quiceañeras alocadas, de mujeres que han dejado a sus maridos en casa y han decidido salir a tomar algo, de compañeras de trabajo que se van de marcha por un día, pero no.
En mi casa está establecido que los viernes por la tarde es "tarde de chicas".
Es triste que haya que poner un día para ello, pero los demás días hay que trabajar, hay que hacer los deberes del cole y es imposible.
Todos los viernes, después de recoger a mi hija del cole, vamos a casa a dejar su mochila y es entonces cuando empieza nuestra "tarde de chicas".
Salimos de casa y compramos dos bolsitas de bolitas de chocolate y emprendemos nuestro paseo por las calles de la ciudad.
Nunca sabemos adonde nos van a llevar nuestros pasos, pero nos da igual. Vamos de la mano, nos quitamos la palabra la una a la otra, nos paramos a ver escaparates y comentamos lo que nos gusta y lo que no. Me explica sus preocupaciones y yo intento ayudarla lo mejor que sé, yo le cuento las mías y ella hace lo propio.
Saludamos a las personas que conocemos y mi hija siempre dice: Estamos de tarde de chicas, y me encanta ver como la persona a la que se lo dice sonríe.
Continuamos nuestro camino durante un par de horas sin parar de hablar, de preguntar, de responder; ninguna de las dos sabe más que la otra, somos iguales y, al final, llamamos a su papá para que se junte con nosotras. Cuando nos pregunta qué hemos hecho, la respuesta es la misma: dar una vuelta: y él sonríe.
Es una tarde privada, sólo para las dos, para nuestras cosas, para que una niña de ocho años y una mujer de cuarenta y cuatro hablen, disfruten juntas, discutan.
Es una pena tener sólo una tarde para nosotras, el resto de los días se nos va en las tareas cotidianas: en mi trabajo y en sus estudios, pero la sociedad impone que sea así y, de momento y hasta que llegue la temida adolescencia, seguiremos disfrutando de estas maravillosas tardes.

1 comentario:

  1. Es maravilloso poder tener un espacio donde ambas os entendáis,os contéis cosas como dos buenas amigas (aunque no soy muy amigo de esas frase, un padre jamas puede ser amigo de su hijo,ello no quiere decir que no haya complicidad) disfrutéis de la compañía de ambas y te diré que si por tu parte sabes llevarlo eso puede quedar de manera institucional y ser de por vida. Si sabes de hacer esa tarde una tarde especial en todos los sentidos. Yo no lo logré se me diluyó de las manos como un azucarillo. Y la adolescencia será todo lo temida que tu quieras que sea. ahí si que entráis los dos

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