viernes, 30 de marzo de 2012

APRENDIENDO DE LA TELE

Aunque la televisión no es un aparato que me guste mucho y sólo recurro a ella para ver algún concurso o alguna película, exceptuando, por supuesto, al doctor House, llevo unos días viendo un programa llamado "De buena ley", en el cual las personas van a intentar arreglar sus diferencias mediante un laudo.
He de decir que me sorprendió ayer al ver que nada giraba en torno al dinero, que ninguna de las dos partes en conflicto solicitaba ni un sólo céntimo.
Una joven de veintiún años pedía a su madre que volviera a aceptar en su casa a su padre, el cual las abandonó hacía tres años y, ahora, volvía convertido en mujer, ya que era transexual.
Me sorprendió el entusiasmo de la joven en defender a su padre y su nueva situación física y no me sorprendió la actitud de la madre preocupada por el "qué dirán" y alegando que eran la comidilla del barrio.
Quizá muchos de los que somos más mayores que esa joven, deberíamos aprender muchas cosas de las que dijo y valorar a las personas por eso: porque son personas, no porque sean hombres o mujeres, homosexuales o heterosexuales, transexuales o firmes en su sexo. La joven en cuestión alegó que su padre había cambiado de aspecto, pero que tenía el mismo fondo. Eso me sorprendió y me hizo ilusión ver que quedan personas que siguen mirando lo que hay dentro y no el caparazón que nos rodea.
Yo tengo amigos y amigas homosexuales y, nunca, los he tratado como si fueran diferentes. A mí me tiene sin cuidado con quien se va cada uno a la cama, mientras sean verdaderas personas y me traten con el mismo respeto con el que yo lo hago.
Deberíamos dejar ya de tratarlos de enfermos mentales, porque creo que, desgraciadamente, el término está mal empleado y cada cual es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera, siempre y cuando sepa que sus derechos terminan donde empiezan los del otro.
Me gustó ver como una joven valoraba el apoyo moral de su padre y se sentía "muy orgullosa" de tener el padre que tenía.
De vez en cuando, y aunque parezca mentira, aprendes algo viendo la tele.
Por cierto, la persona que ejercía de árbitro le dio la razón la joven.

1 comentario:

  1. Vamos a ver y seamos sinceros en nuestras apreciaciones. Los jóvenes estan criados en un mundo sin fronteras,sin reglas prácticamente. La mayoría siempre van a su aire y sin preocuparles lo mas mínimo el que dirán. Yo tambien admiro a esa joven, lo mismo que comprendo a su madre. A mi en mi juventud me enseño a bailar y meterme en el mundo de la farándula(hablo delos años 60)fuí muy amigo del hermano de un catautor valenciano gay.La hija de una amiga es lesbiana. Queda muy bonito admitirlos fuera de tu circulo real. >Con toda sincerida si t viese un hijo gay lo admitiria,pero la verdad en mi interior no se lo que sentiria de verdad. Prefiero no verme en esa tesitura y seguir admitiendo am los demas como lo hago,sin rechazo,sin criticarlos,admitiéndolos pero fuera de mi. No se si me explico

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