lunes, 27 de febrero de 2012

ESAS CHICAS ABANDONADAS

De unos años a esta parte todo ha ido demasiado deprisa sobre todo en lo que a tecnología se refiere.
Ahora todos llevamos nuestro teléfono en el bolsillo y, en cualquier parte, podemos hablar con la persona que queramos, incluso podemos vernos sin movernos de donde estamos.
Atrás han quedado los tiempos, no tan lejanos, en que buscábamos desesperados una cabina de teléfono para comunicarnos y dar alguna noticia importante, ya fuera buena o mala. Hoy en día llamamos desde nuestro móvil muchas veces para no decir nada, simplemente para usarlo, porque tenemos uno, porque es de última generación, porque así no nos sentimos tan solos.
Y ahí han quedado esas chicas abandonadas, esas cabinas a las que la gente sólo se acerca para meter el dedo y ver si hay alguna moneda dentro, ésas que aun careciendo de puerta, nos protegen en los días de viento y frío, ésas destrozadas por las manos de gamberros cuya diversión es arrancar los cables y romper por romper.
De vez en cuando tengo la tentación de entrar, echar una moneda y llamar, simplemente por recordar, por volver a sentir. Lamentablemente no funcionan y es entonces cuando echo mano a mi bolsillo para sacar mi móvil , la mayoría de las veces, para no decir nada.

1 comentario:

  1. Si,es verdad,la cantidad de vecesque hemos ido corriendo a una cabina para conseguir una cita,dar una noticia o simplemente enterarnos de algo que deseábamos. Hoy las cabinas parecen cosas de un pasado remoto. Con los móviles tienes una autonomía muy grande puedes llamar donde quieras y cuando quieras, Pero en contrapunto nos ata,nos ahoga, a veces nos hace la vida imposible. Todo el mundo deseaba uno, ahora las personas conscientes lo odian pues es un instrumento de tortura. Se vive muy pendiente de él. Ahora no sabríamos vivir sin ese adminiculo. En fin benditas cabinas que con sus inconvenientes no eran ta odiosas

    ResponderEliminar