sábado, 11 de mayo de 2013

DE VERGÜENZA. ISTA YE A MIA FABLA

Resulta vergonzoso y sumamente ridículo que en ésta que "ye a mia tierra", los políticos, en lugar de preocuparse por la situación en la que nos encontramos, los ya consabidos paro, recortes, desahucios, etc, se dediquen a la solemne tontería de cambiar el nombre de las lenguas que hablamos.
Recuerdo mis años de universidad, ya lejanos, en los que mis profesores de lengua española, todos ellos catedráticos, nos enseñaban que en Aragón se habla el español, la fabla y el chapurriaú.
Ahora resulta que cuatro politicastros de tres al cuarto saben más que esos catedráticos que me enseñaron a hablar correctamente el español y consiguieron que todos distinguiéramos entre una lengua y un dialecto (cosa que seguramente ellos no tendrán ni idea).
Si mi querido profesor de latín levantara la cabeza, probablemente volvería a la tumba al ver el ridículo que hacen estas personas. Sus clases sobre la evolución del latín hasta llegar al español y a la fabla eran geniales, y nunca olvidaré cómo nos repetía que en el siglo  XVII se produjo la palatalización; de la h en español pero no en fabla y, por eso, nosotros seguimos fablando, comiendo farinetas y y terminando fartos de comer.
En mi casa toda la vida se ha hablado el español, y siempre hemos empleado palabras de fabla: así escobamos y lo recogemos con el badil, fregamos con el agua en un pozal, mi hija lleva en el estuche un tajador y yo le carraño si le pega un empentón a algún amigo.
No me voy a alargar en algo que todos los que viven en mi tierra ya conocen, porque es nuestra vida, nuestro idioma.
Me siento ridícula viendo cómo se pierde el tiempo en las Cortes de Aragón discutiendo sobre temas sin importancia que no van a llegar a ningún sitio, puesto que todos seguiremos empleando la palabra fabla para referirnos a la lengua del norte de nuestra tierra, al español como a la lengua común de todos y al chapurriaú como al dialecto que se habla en la franja.
Lo que realmente me resulta vergonzoso es lo que sus señorías habrán cobrado por estar discutiendo sobre este tema y no ocuparse de lo que realmente es importante en estos momentos en Aragón. Ni me planteo el porqué lo hacen: es evidente que todos ellos cobran lo suficiente como para llegar a fin de mes y de algún modo tienen que justificar su condición de diputados.
Vayansé a su casa si no saben hacer otra cosa más que discutir sobre lo que los catedráticos de universidad afirman, personas realmente preparadas para ello y no ustedes, señores políticos de mi tierra, que necesitan tener el papel delante hasta para dar los buenos días leyéndolo.
Si me he atrevido a escribir sobre este tema es por mi condición de filóloga, por el hecho de que mi padre naciera en la franja y porque, sinceramente, me siento avergonzada de los políticos que dicen representarme.

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