Sea cerca el mes de mayo y pronto comenzará la
vorágine de las comuniones. Nos volvemos locos para que nuestros hijos sean los
más guapos, para que el restaurante sea perfecto, para que tengan todo y, como
no, para que llegado el verano, nos vayamos a Eurodisney como regalo de
comunión.
¿Qué más regalo pueden tener que ser los reyes por
un día y sepan valorar lo que realmente significa ese día?
Las comuniones han pasado a ser otro acto social de
“quien puede más”, de gastar lo que no tenemos, de que cuando hables de la
comunión de tu hij@ la primera pregunta que escuchas es “¿Dónde le has comprado
el traje?”.
Atrás quedaron las comuniones en que se juntaban
los más cercanos, la familia íntima y, en la mayoría de los casos se celebraban
en casa; los vestidos y los trajes eran heredados y no se hacían minibodas como
ahora.
Indudablemente todos queremos que sea un día
perfecto, pero perfecto ¿para quién?, para nuestro propio ego que nos hace
decirles a los demás: aquí estoy yo y mi hij@ tiene lo mejor o para esos
pequeños que han estado dos años preparándose para algo que, en cierto modo,
casi nadie vive en sus casas.
Somos todos muy antiiglesia, más de una vez hemos
dicho: con la iglesia hemos topado, pero llegado este tiempo nos olvidamos y
celebramos la más fastuosa de las comuniones y todo por seguir una moda, porque
a eso no nos tiene que ganar nadie.
Mis recuerdos de ese día son de una iglesia de San
Lorenzo llena de niños ilusionados, de padres orgullosos y de que por primera
vez me llamaron señorita; de poca gente comiendo, pero todos felices.
Espero que los recuerdos de mi hija sean los
mismos, sin Eurodisney, sin enormes restaurantes, sin grandes regalos, pero con
mucho amor.
la primera comunion es un acto social en las que las familias normalmente lo acaban de pagar para empezar a pagar el gasto de la boda. Antes como se decia era una fiesta familiar que se celebraba en casa para regocijo de los familiares. Ahora prima ¿por que el mío o la mía ha de ser menos? Y se entra en una vorágine de conumismo idiota.¡Que pena que la comunión haya dejado de ser un acto lúdico para ser un acto social
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