viernes, 9 de agosto de 2013

UN CEMENTERIO BLANCO Y VERDE

Ayer fue uno de esos días en que las hormigas pululan por el estómago y no sabes bien el porqué. Seguramente porque anticipaban lo que hoy va a suceder: el comienzo de las fiestas de San Lorenzo.
Un paseo por mi ciudad para ver el ambiente que ya se respira a albahaca, a blanco y verde, fue lo que hice; quizá porque tenía ganas de meterme de lleno en la alegría que da ver a las gentes de mi tierra sentir el amor a una ciudad pequeña, casi olvidada en los mapas, pero que lleva en su corazón la alegría de unos días en honor a nuestro conciudadano San Lorenzo.
Durante mi paseo, mis pasos se dirigieron hacia la Basílica de San Lorenzo. Soy poco dada a entrar en iglesias, pero algo me dijo que lo hiciera. Ahí estaba la imagen de Lorenzo, preparada para su paseo por las calles de Huesca. Recordé lo mucho que mis padres disfrutaban de las fiestas; su ropa blanca y verde, el ramito de albahaca colgando de la pañoleta y la alegría de ver a la familia unida. Lo único que se me ocurrió fue encender unas velas para que su luz, en recuerdo a papá y mamá, brillara al lado de la imagen de San Lorenzo, y llorar. 
Mi hermano ya habrá llevado esas pañoletas al cementerio y las habrá colocado, junto con la albahaca, en esa tumba en la que descansan los dos. Una tumba como todas las demás: blanca y verde; porque así somos aquí, porque nuestros seres queridos, que ya descansan, tienen su pañoleta y su ramo de albahaca; porque, aunque parezca mentira, impresiona ir a ese lugar, que no quiero mencionar, y ver como sólo hay verde: verde albahaca, verde pañoleta, verde esperanza...


Papá, mamá: FELIZ SAN LORENZO ahí donde estéis

1 comentario:

  1. Eres genial Pilar, un abrazo cariñoso para ti y los tuyos y mi recuerdo mas sincero para los tuyos que te gustaria que estuviesen pero que solo estaran en el recuerdo. Felices fiestas. Jesús.

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